
Cuando la Biblia habla de ciencia, historia, matemáticas, sea lo que fuere de lo que la Biblia hable, es la Palabra de Dios. Y Dios es infalible y también Su Palabra es así de infalible. Los críticos quieren burlarse de la Escritura; y sin embargo la Biblia es científicamente exacta, contiene los principios básicos de la ciencia.
Usted podría tomar, por ejemplo, los elementos más básicos de la ciencia: el tiempo, la fuerza, la acción, el espacio y la materia. Herbert Spencer, quién murió en 1903, redujo todo a estas categorías. Dijo que todo lo que hay en el universo encaja en ellas, que esa es la matriz de la existencia.
Murió después de haber sido aclamado como un hombre brillante después de descubrir eso. Y no se dio cuenta que eso está en el primer versículo de la Biblia. “En el principio” –el tiempo– “creó” –la acción– “Dios” –la fuerza– “los cielos” –el espacio– y “la tierra” –la materia. La base de la existencia se encontraba en el primer versículo. El universo es una continuidad de tiempo, fuerza, acción, espacio y materia. Y uno, no puede existir sin el otro, por lo tanto, todo debe haber existido simultáneamente desde el principio. Todo tuvo que comenzar junto. La ciencia tiene que estar en esa matriz. No puede faltar ningún elemento de esta base o no tendríamos lo que tenemos en la actualidad. Y una vez que el universo había sido creado, sus procesos fueron diseñados para funcionar de una manera ordenada, toda la energía y la materia sostenidas por su interacción de modo que no se necesitara más creación.

¡Gente! La Biblia es científicamente exacta.
No se pierdan el siguiente post de esta serie, donde disfrutaremos de contenido relacionado a las dos primeras leyes de la Termodinámica y su relación con la Palabra de Dios escrita y revelada a nosotros en Jesús, la Biblia.
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