Hace un tiempo he tenido la oportunidad de brindar meditaciones ligadas a temas actuales que nos afectan a todos, en la universidad se desarrolla esta hermosa labor por un Grupo de jóvenes valientes y apasionados por la obra, al divulgar las buenas nuevas, que son parte de un Movimiento Estudiantil llamado Renuevo. Y me siento privilegiado por Dios al permitirme compartir lo que Él primero hace llegar y trabaja en mi vida a través de un libro, de una experiencia con una persona, niño (a) o anciano (a), a través de la naturaleza o en las multiformes maneras en que él expresa su amor y misericordia por nosotros. En esta ocasión compartí en un relato que vemos en la Biblia, de un personaje y joven por cierto, quien apenas era un adolescente: Daniel (junto a tres amigos: Ananías, Misael y Azarías, mas nuestra atención se centrara en Daniel). Cuando el relato concluye, el profeta ya ronda los 100 años y aún sigue en Babilonia.
Las noticias se debieron haber divulgado rápidamente a través de la tierra. ¡el Rey se había vuelto loco! Su Majestad no debe haberse sorprendido, ya que unos meses antes, Dios le había hablado al rey Nabucodonosor en un sueño, prediciendo que, si no dejaba de pecar, empezaba a hacer lo correcto y a demostrar misericordia a los pobres, sería llevado de su palacio y obligado a vivir en los campos como un animal. (Daniel 4:24-33)
A pesar de la advertencia divina, el rey la ignoró y continuó enorgulleciéndose en su palacio y sintiéndose auto-suficiente. Pero un día una voz vino del cielo y el rey fue herido. Por siete años vivió en miseria, confusión y evidente locura. El rey se arrastraba en la tierra comiendo pasto como una vaca y a diferencia de esto, su siervo Daniel permanecía sano y estable.
Es interesarse preguntarse porque Daniel mantuvo una mente clara y estabilidad mental, mientras que los tres reyes a quienes sirvió tuvieron problemas personales y psicológicos.
Antes de perder la razón, el rey Nabucodonosor era orgullosos y egoísta. El rey Beltsasar ignoraba a Dios, adoraba ídolos y pasaba su tiempo bebiendo y participando en placeres pecaminosos. El rey Darío era débil, inseguro y sus funcionarios lo dominaban con facilidad. En contraste, Bilablia nos presenta a Daniel como un hombre próspero, que hacía bien su trabajo y era además un modelo de estabilidad mental. ¿Por qué?
La respuesta ésta interrogante puede ser de ayuda a toda persona y cristiano. Si nosotros como cristianos, como líderes, como consejeros, así como nuestros demás hermanos y aconsejados, logramos y pedimos a Dios seguir el ejemplo de Daniel a través de la guianza del Espíritu Santo, entonces mantendremos un alto grado de estabilidad, aun cuando las personas a nuestro alrededor están sucumbiendo o con inestabilidad bajo las tensiones de la vida.
¿Por qué Daniel permaneció sano?
Seguramente todos recordamos la historia de la vida de Daniel, cuando el rey Nabucodonosor, capturó la mayor parte del pueblo israelita y los llevó a Babilonia. De regreso en su palacio, el rey pidió a uno de los oficiales de la corte que buscara a alguien “fuerte, saludable y bien parecido”, a un muchacho “en quien no hubiera tacha alguna, de buen parecer, enseñado en toda sabiduría, sabio en ciencia, y de buen entendimiento e idóneo para estar en el palacio del rey, para que le enseñaran las letras y la lengua de los caldeos” (Daniel 1:4). Daniel fue la persona escogida para esta posición.
Definitivamente, Daniel fue una persona fuera de lo común. Probablemente era bien parecido, y más inteligente que la mayoría de nosotros, pero su estilo de vida, no cabe duda, contribuyó a su estabilidad. Este fue un estilo de vida que ha sido un ejemplo para generaciones de creyentes. Los legisladores de la tierra tenían una mente nublada y confusa, pero la mente de Daniel siempre estuvo clara y estable. Existían muchas razones para ello.
Daniel se mantenía físicamente saludable. Poco antes de que fue escogido para el servicio real, a Daniel le ofrecieron la comida más deliciosa y los vinos más finos de la cocina del rey. Sin embargo, Daniel se rehusó a participar de esto demostrando a su supervisor que una dieta saludable sería mejor; (comían legumbres y tomaban solo agua – Daniel 1:12).

Después de diez días de alimentos nutritivos, Daniel y sus amigos estaban más saludables que aquellos que habían comido de la rica comida del rey.

Existen muchas evidencias científicas hoy en día que indican que muchos problemas psicológicos salen a luz o se vuelven peores debido a que no cuidamos nuestros cuerpos. Existe ahora en día, de hecho, un campo médico interdisciplinario que estudia los fenómenos psicosomáticos y las relaciones entre factores sociales, psicológicos, y de comportamiento en los procesos del cuerpo (fisiología) y la calidad de vida (factores de carácter psicológico) de los humanos; la correlación de como lo cognitivo (pensamientos) contribuye o afecta la salud en general. Es bien sabido que algunas veces la depresión, la ansiedad la violencia y otras expresiones de inestabilidad mental, son causadas por un mal balance hormonal o por alguna otra influencia física, es decir, de como Usted cuida o en el otro extremo descuida el templo y morada del Espíritu Santo. Con frecuencia los problemas de la vida se manifiestan o se vuelven peores debido a que la persona tiene una dieta pobre, o no duerme lo suficiente, no hace ejercicio, o trabaja demasiado fuerte. Daniel cuidó de su cuerpo y los creyentes y personas en general, de hoy en día tenemos la responsabilidad de hacer lo mismo.
Daniel se mantuvo estimulado intelectualmente. Algunas personas, después de dejar la escuela, no vuelven a abrir un libro o a pensar en asuntos intelectuales. Permiten que sus mentes se adormezcan y como resultado se tiene menor capacidad de pensar con claridad acerca de cómo manejar las tensiones de la vida.

Daniel no era así, es cierto que tenía una sabiduría especial que venía de Dios, pero también pasaba buen tiempo leyendo y familiarizándose con todo tipo de literatura y ciencia (Daniel 1:17-20). Muchas personas hoy en día no disfrutan el leer, otras están muy ocupadas con su trabajo y otras actividades, dejando poco tiempo para obtener conocimiento. A pesar de que Daniel estaba ocupado, se supo mantener informado, probablemente tuvo que forzarse a sí mismo para desarrollar su área intelectual. Daniel sabía que, si ignoramos nuestras mentes, éstas se vuelven insensibles, inactivas e incapaces de pensar con claridad cuando los problemas aparecen y demandan soluciones inteligentes.
Daniel se mantuvo consciente de las personas que lo rodeaban. Poco después de que Daniel llegó al palacio, el rey tuvo un sueño, el cual ninguno de sus hombres sabios pudo interpretar. Cuando el rey supo que Daniel podía interpretar sueños, lo mandó llamar y éste le explicó el significado del sueño (Daniel 2:24-49). Vale la pena hacer notar dos cosas acerca de este evento.
Primero, Daniel pidió que les perdonara la vida a los sabios de Babilonia, que no los ejecutaran como lo había dispuesto el rey. Estos hombres podrían haber sido competidores de Daniel en el futuro. Un hombre egoísta habría estado contento de verlos muertos, pero Daniel en cambio se preocupó por sus vidas y las de sus familias. En tiempo de tensión, Daniel les demostró compasión.
Daniel también demostró humildad y no pretendió que la habilidad que Dios le había dado para interpretar sueños era su propia capacidad. Valientemente anunció que la interpretación de sueños era un don de Dios. Es muy seguro que la humildad y la compasión para con los otros puedan contribuir para la salud mental.
Daniel mantuvo su compromiso espiritual. La mayoría de los cristianos hemos escuchado acerca de Daniel en el foso e los leones. Son menos familiares o conocidos los eventos que sucedieron antes de que fuera arrojado a las bestias salvajes.
Daniel había demostrado que era un servidor fiel. La Biblia nos dice que era “fiel y ningún vicio, ni falta, fue hallado en él” (Daniel 6:4). Así, Daniel hizo competentemente su trabajo y sus enemigos nunca pudieron encontrarle nada digno de ser criticado. Estos enemigos convencieron al débil rey para que dictara una ley que establezca que todos los ciudadanos deban adorar al rey o, de lo contrario, serían arrojados al foso de los leones. “Cuando Daniel se enteró que el decreto se había publicado, se fue a su casa . . . cayó de rodillas y oró dando gracias a Dios, tal y como lo había hecho antes” (Daniel 6:10). Este hombre estuvo en constante contacto con Dios. Daniel era un hombre de oración. Seguramente esto contribuyó a su estabilidad mental y espiritual.

La Biblia no afirma que las personas que sigan el ejemplo de Daniel no tendrán problemas personales, sin embargo, su vida es un modelo que los consejeros, líderes, cristianos y personas en general deberíamos de imitar.
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