
En una de sus charlas en la BBC durante la II Guerra Mundial, C.S. Lewis se extendió hablando acerca de las virtudes cristianas básicas, el perdón y la caridad (o amor) incluidas. Para el público británico, el mundo se hallaba entonces inevitablemente dividido entre aliados y enemigos. En semejante situación, señaló Lewis, muchos de sus compatriotas opinaban que la doctrina cristiana del perdón y el amor a la humanidad sin distinción no solo era del todo imposible, sino también algo repulsivo. “Esa forma de hablar me enferma”, le replicaban muchos de sus compatriotas. A lo que Lewis respondía que, pese a los sentimientos de indiferencia o incluso de desprecio, podemos cambiar nuestros corazones a largo plazo por medio de nuestras acciones:
Aun siendo necesario fomentar las preferencias naturales y espontáneas, sería un gran error pensar que para ser caritativos hay que intentar ser afectivos… La norma que rige para todos sin excepción es extremadamente simple. No perdamos el tiempo planteándonos si “amamos” a nuestro prójimo; actuemos de inmediato como si en verdad fuera así. Cuando lo hagamos, descubriremos un gran secreto: cuando nos comportamos como si amaramos a alguien, sucede que acabamos amando de verdad a esa persona. Si afrentamos a alguien que nos desagrada, nos desagradará aún más. Si la tratamos bien, el rechazo decrecerá... Cada vez que hacemos un bien a alguien, aunque sea solo por elemental solidaridad humana, teniendo en cuenta que es un ser hecho a imagen y semejanza de Dios (al igual que lo somos nosotros), deseando su felicidad en igual medida que la nuestra, habremos aprendido a amar a esa persona un poco más, o a que nos desagrade un poco menos… El hombre natural trata a algunas personas con amabilidad si es movido por una “simpatía”: El cristiano, en cambio, al esforzarse por tratar a todo el mundo con amabilidad, descubre que cada vez le gustan más las personas, incluidas aquellas que nunca habría imaginado que pudieran llegar a caerle bien. [Citado de C.S. Lewis en Mero Cristianismo]
Lewis refuerza su línea de argumentación con una ilustración de gran impacto emocional, sobre todo dadas las circunstancias en las que se encontraba en aquel momento el país:
Esta ley espiritual tiene unos resultados nefastos cuando el principio que se aplica es el opuesto. Los alemanes que, de entrada, discriminaron a los judíos porque les odiaban, posteriormente les odiaron aún más por haberles hecho objeto de maltrato. A mayor crueldad, mayor el odio; y a mayor odio, todavía mayores muestras de crueldad. El ciclo se perpetúa a sí mismo. [Citado de C.S. Lewis en Mero Cristianismo]
¿Llega a ser fácil por esa razón amar a quienes nos es difícil o a quienes nos vemos en el compromiso de amar? De ninguna manera, en la medida que pongamos en práctica el principio al que hacía mención C.S. Lewis veremos como el mostrarles afecto desde un principio, cuando aún no nos resulten particularmente simpáticos, dará como resultado y de forma paulatina pero firme, como las emociones se van sumando a nuestro comportamiento. Si no nos rendimos y persistimos en amar al no amable de forma consecuente, acabará siendo persona verdaderamente amada.
En la sociedad actual, los sentimientos son la base previa a todo comportamiento amoroso. Y esa puede ser, sin duda, una verdad muy grande. Pero incluso es más cierto todavía que toda acción realizada por amor puede acabar generando sentimientos genuinamente amorosos.

En la medida que entendamos que podemos ser las personas que rompamos esos ciclos que se han venido alimentando a lo largo del tiempo, podremos romper ese hilo de las personas lastimadas que lastiman a otras, pues es así como el patrón del dolor se transmite, generación tras generación..., ¡rompamos esa cadena hoy! Enfrentemos la ira con solidaridad; el desprecio con compasión; la crueldad con amabilidad; los malos gestos con una sonrisa; si fuimos juzgados, elijamos el entendimiento; si fuimos rechazados, elijamos la aceptación; si fuimos avergonzados, elijamos la compasión; esa cadena se puede romper, sea Usted el eslabón; sea Usted la persona que necesitaba cuando estaba sufriendo, no la persona que le lastimó. Asegúrese Usted de ser mejor que aquello que lo rompió: sanarse en lugar de odiar para que pueda actuar desde su corazón y no desde su dolor [citado de Lori Deschene].
Un niño le preguntó a su Papá: –¿Papá? Si matamos a los malos, ¿quedaríamos solo los buenos? –No hijo, quedaríamos solo los asesinos.
El mal no se vence haciendo más mal, el mal se vence haciendo el bien siempre.
Y quizá, al leer los puntos antes mencionados, muchas personas digan: “Lo siento, pero es que Yo no puedo fingir amar. Esto sería algo artificial.” Y desde luego, es entendible esa reacción, sin embargo, amar a los otros supone decirnos a nosotros algo en esta línea: “Cuando Jesús nos contempló desde la cruz, no pensó: Me estoy sacrificando por ti porque eres una persona admirable. Él estaba ahí agonizando mientras nosotros le negábamos con nuestra traición. Pero, con el más sublime acto de amor que el mundo haya contemplado jamás, permaneció en la cruz. Padre – dijo Jesús–, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Él no nos amó por nuestras buenas cualidades, sino porque quería que llegásemos a tenerlas.”
Algunos apartados fueron citados de Timothy Keller y Kathy Keller en Cap. 3 El amor y un "trozo de papel" [El significado del Matrimonio]
Vivimos en una sociedad carente de amor y esto se debe que el rol de la madre a cambiado no porque ella haya querido ser asi, si no porque las circunstancias la han obligado. la mayoria de los hogares en nuestro pais son sustentado por la mujer. La mujer es la cargada de transmitir ese amor puro a sus hijos pero ha cambiado su rol por el trabajo fuera de casa. Esa falta de amor ha endurido el corazon de la juventud hoy dia que cada dia se alejan mas de Dios. Pero me da gusto saber que todavia quedan personas con un corazon sensible ante el dolor y la necesidad de los menos protegidos. Y tambien es un gust…